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Tlatlauquitepec en la oscuridad

 Tlatlauquitepec en la oscuridad: CFE exhibe millonarios adeudos por alumbrado público y exige cuentas a Porfirio Loeza Aguilar.


30 de abril de 2025

José Herrera / eprensa

Porfirio Loeza Aguilar ha sido una figura política destacada en Tlatlauquitepec, Puebla, ocupando la presidencia municipal en múltiples ocasiones. Su trayectoria ha estado marcada por diversas controversias y señalamientos.

En 2011, el Congreso del Estado de Puebla aprobó un decreto para la revocación de su mandato como presidente municipal, bajo el procedimiento administrativo CIOFS/01/2011.

Durante su gestión, se han documentado diversas irregularidades. Por ejemplo, en 2025, se reveló que una propiedad pública, conocida como "Casa Olvera", fue donada a una asociación civil representada por su hija, Samara Loeza Meza. La actual administración recuperó el inmueble, devolviéndolo al uso público.

En su gestión como alcalde, nuevamente, para el periodo 2021-2024

A pesar de los discursos oficiales sobre transparencia y compromiso con el bienestar ciudadano, la realidad administrativa en algunos municipios de Puebla parece ir por caminos oscuros —literalmente. Documentos oficiales obtenidos por este medio revelan que un ayuntamiento de Tlatlauquitepec, Puebla, arrastra adeudos acumulados por más de medio millón de pesos ante la Comisión Federal de Electricidad (CFE) por concepto de consumo de energía eléctrica destinada al alumbrado público.

Los oficios emitidos por la CFE —identificados con claves como SSB/OTE-TZ-05-02.0957/2023, SSB/OTE-TZ-05-02.0024/2024 y hasta el más reciente SSB/OTE-TZ-05-02.0892/2024— detallan una deuda creciente que, lejos de disminuir, se ha diversificado mes con mes. Solo entre enero y abril de 2024, el adeudo se disparó con montos que van desde los \$292.00 pesos —una cantidad simbólica que refleja errores de registro o acumulaciones puntuales— hasta los \$102,319.00 pesos, en una constante escalada de incumplimientos.

En total, el pasivo documentado asciende a más de 535 mil pesos, repartidos en nueve oficios distintos que la Comisión ha enviado para notificar, advertir y requerir el cumplimiento de pagos por el servicio eléctrico indispensable para mantener la seguridad, movilidad y habitabilidad en calles y espacios públicos.

Más grave aún es que el Órgano Interno de Control, instancia encargada de supervisar la correcta aplicación de recursos y garantizar la rendición de cuentas, ha sido señalado por omitir acciones de seguimiento, fiscalización y vigilancia en el cumplimiento de estas obligaciones básicas. El señalamiento se formaliza mediante la Promoción de Responsabilidad Administrativa Sancionatoria 0121-23-20/01-CI-PRAS-01, en la que se exige investigar a los funcionarios responsables por estas omisiones.

El documento, sustentado en más de una decena de artículos constitucionales, de leyes estatales y normativas municipales, señala que los responsables no solo ignoraron los oficios de la CFE, sino que también desatendieron las recomendaciones plasmadas en la Cédula de Resultados Finales y Observaciones Preliminares 2023. En términos claros: ni pagaron ni respondieron.

La Ley de Rendición de Cuentas y Fiscalización Superior del Estado de Puebla es tajante: las omisiones reiteradas en el cumplimiento de pagos por servicios públicos constituyen faltas administrativas graves, especialmente cuando impactan directamente en la calidad de vida de la población. El artículo 54 de dicha ley establece, en sus fracciones I y IV, que deben iniciarse procedimientos administrativos en contra de los servidores públicos que incurran en tales faltas.

A ello se suma el desdén por principios básicos de gestión pública, como el uso racional y responsable de los recursos, establecidos en el artículo 134 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos y retomados por las leyes estatales en materia de seguridad pública, contabilidad gubernamental y responsabilidades administrativas.

Lo que está en juego no es solo una serie de recibos vencidos o trámites burocráticos desatendidos. Lo que está en juego es la confianza ciudadana en sus autoridades, el funcionamiento de los servicios públicos más básicos y, en última instancia, el cumplimiento del estado de derecho en municipios donde la opacidad, la negligencia y la impunidad han encendido focos rojos —aunque, irónicamente, no las luminarias.