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Hueytlalpan, el municipio que construye palacios y destruye comunidades

 


Crónicas de la Podredumbre Municipal (XIII): Hueytlalpan, el municipio que construye palacios y destruye comunidades

Por Carlos Charis
22 de mayo de 2025

En Hueytlalpan, uno de los municipios más pequeños de la Sierra Negra, algo curioso y perturbador está ocurriendo bajo el mando de su presidente municipal Felipe Hernández Olmedo. Mientras sus ciudadanos viven entre carencias, la administración local sigue adelante con la construcción de lo que algunos ya llaman “el palacio de la opulencia” en el centro del municipio, un monumento a la incompetencia y la desigualdad.

En las últimas semanas, han salido a la luz una serie de informes y testimonios que sugieren que el presupuesto de Hueytlalpan está siendo malgastado en proyectos innecesarios y lujosos, mientras que áreas cruciales como salud, educación y infraestructura se encuentran al borde del colapso.

Un palacio en ruinas y una comunidad en agonía

La historia comienza con el proyecto de “La Casa del Pueblo”, un complejo de lujosos edificios administrativos que, según los planes, iba a ser inaugurado en 2024. Sin embargo, no solo la obra ha pasado por altos costos y retrasos inexplicables, sino que también se ha convertido en el símbolo de un municipio donde las prioridades están completamente distorsionadas.

De acuerdo con la información de la Auditoría Superior del Estado de Puebla (ASE), Felipe Hernández destinó más de 12 millones de pesos para la construcción de este edificio, un monto que supera por completo lo que se destinó a programas de salud, apoyos sociales o proyectos educativos en el mismo año. Este desvío de fondos ha causado que muchas de las escuelas rurales en las comunidades aledañas se encuentren en un estado deplorable, sin pizarras o material escolar básico.

En el mismo periodo, se reportó que la maternidad de Hueytlalpan no recibe insumos médicos desde 2023, y las madres tienen que viajar a Tehuacán o Ajalpan para recibir atención de calidad.

El costo de la "Casa del Pueblo" no termina en la construcción, ya que los gastos operativos también han sido desmesurados. Para la seguridad del edificio, se contrató una empresa de vigilancia privada, pero la misma empresa es señalada por haber inflado las facturas, cobrando más de 500,000 pesos mensuales por servicios que nunca se prestaron. Esto coincide con las denuncias de sobornos en el proceso de adjudicación de la obra.

La "desaparición" de recursos

Pero lo más indignante no es solo el despilfarro en proyectos visibles, sino la desaparición de recursos públicos en áreas clave. A través de un análisis de la ASE, se detectó que más de 5 millones de pesos destinados a programas de mejoramiento de viviendas y infraestructura nunca fueron aplicados. Las facturas falsas que sustentarían estos pagos fueron localizadas, pero las obras simplemente no se realizaron.

En palabras de Alejandra Gutiérrez, habitante de Hueytlalpan: "Nos prometieron que se iba a construir un puente en la carretera de acceso a la comunidad, pero nunca lo hicieron. En vez de eso, construyeron un edificio gigantesco para ellos, los de la presidencia. Lo único que ha crecido aquí son los problemas."

El municipio, rodeado de pueblos con altos índices de pobreza, vive ahora bajo la sombra de un gobierno que se autoproclama líder del progreso, pero cuyas acciones desmienten cualquier intento de modernización real.

Un pueblo abandonado, una administración ineficaz

Hueytlalpan está marcado por un desajuste profundo entre la imagen que proyecta su gobierno y las condiciones reales de sus habitantes. Las promesas de “desarrollo y bienestar” se diluyen ante la falta de empleo, la fuga de jóvenes hacia otros estados y la creciente violencia en las comunidades cercanas.

Los recursos que fueron presupuestados para la seguridad no alcanzaron ni para reparar una sola patrulla en el municipio, y los pocos agentes de policía que existen no tienen ni uniformes ni entrenamiento adecuado. Sin embargo, las grandes inauguraciones de eventos culturales y fiestas patronales continúan, como si la realidad social no fuera tan evidente.

Un funcionario anónimo dentro del gobierno municipal, que prefirió mantenerse en el anonimato, comentó: "Las prioridades de este gobierno son claras, pero no son las del pueblo. Mientras ellos construyen palacios, nosotros nos ahogamos en la miseria".