Crónicas de la Podredumbre Municipal (VI): Acajete, la biblioteca digital sin libros, sin internet y sin vergüenza
Por Carlos Charis
10 de mayo de 2025
En Acajete, Puebla, se inauguró en 2023 una biblioteca digital con aplausos, moño tricolor y corte de listón, como si se tratara de una obra que cambiaría el rumbo educativo del municipio. En realidad, se trataba de una casa vieja, sin conexión a internet, con tres mesas plegables, un proyector dañado y promesas empolvadas.
La obra está registrada en la cuenta pública como “Centro de Innovación Educativa Digital”, con un presupuesto asignado de 4 millones 200 mil pesos. De esa cifra, 1.7 millones se fueron en “adquisición de equipo informático de última generación”. Pero los vecinos que han entrado afirman que no hay ni una computadora funcionando. Solo un CPU antiguo sin cables, una impresora en desuso, y lo más valioso: una regleta de contactos sin corriente.
Se invirtieron también 835 mil pesos en “consultoría para desarrollo de contenidos pedagógicos”. La empresa contratada, “Grupo EducaRed S.A. de C.V.”, resultó ser una fachada con domicilio en un lote baldío en San Baltazar Campeche. Y los contenidos entregados eran... plantillas bajadas de Word.
El colmo llegó con los gastos de capacitación para personal bibliotecario, que sumaron más de 560 mil pesos. Se impartieron talleres a cinco personas, ninguna de las cuales labora actualmente en el lugar. Dos fueron familiares de un regidor, otra era la sobrina del director de Obras Públicas, y uno más era el conductor del exalcalde. Todos recibieron su constancia de “Alfabetización Digital Avanzada”, aunque apenas sabían encender una laptop.
La Auditoría Superior del Estado de Puebla documentó en su informe preliminar al menos nueve observaciones, todas relacionadas con la falta de evidencia documental, incumplimiento en las metas físicas y violación a los principios de racionalidad del gasto público. Aun así, el exalcalde presume la obra como un legado educativo. Solo que, como buen político de Acajete, su legado es invisible, intangible y virtual… como los libros que nunca llegaron.
En el centro de la biblioteca hay una lona que dice:
“Aquí se forma el futuro de Acajete”.
Pero si uno pregunta por el Wi-Fi, la respuesta es la misma que se escucha en tantas dependencias del estado:
“No sirve desde que se fue el técnico. Y no sabemos cuándo regresa”.