La Policía Auxiliar del Estado de Puebla enfrenta serias deficiencias en el equipo de protección y prácticas laborales que ponen en riesgo la integridad de sus elementos. Según testimonios de agentes con más de 25 años de servicio, los chalecos antibalas proporcionados carecen de placas balísticas, lo que los hace ineficaces contra disparos de alto calibre. Además, cada oficial dispone únicamente de 10 cartuchos calibre 9 milímetros, y en caso de utilizarlos, deben reponerlos de su propio bolsillo, con un costo aproximado de 35 a 45 pesos por bala.
Estas carencias se suman a denuncias de corrupción dentro de la corporación. Recientemente, aspirantes a ingresar a la Policía Auxiliar señalaron que el director operativo, Alejandro Ramírez Ulloa, solicitaba entre 2,000 y 30,000 pesos para asegurarles un puesto en la institución. Ante estas acusaciones, la Secretaría de Seguridad Pública del Estado de Puebla informó sobre la destitución de Ramírez Ulloa, enfatizando una política de cero tolerancia hacia prácticas ilegales y "moches".
Estas situaciones reflejan una preocupante vulnerabilidad en la seguridad y bienestar de los policías auxiliares, quienes, además de enfrentar riesgos inherentes a su labor, deben lidiar con la falta de equipo adecuado y prácticas laborales cuestionables. Es imperativo que las autoridades correspondientes tomen medidas inmediatas para garantizar condiciones laborales dignas y seguras para estos elementos, así como para erradicar cualquier acto de corrupción que afecte la integridad de la corporación.